Correcto, ¡la industria de la moda! Y es que un modelo como el del fast fashion, definido básicamente por la posibilidad de poder comprar cantidades enorme de prendas, sin importarnos su uso acotado en el tiempo porque son muy baratas, sólo se sustenta gracias a la deslocalización de la producción.

Ropa trabajo ecológica
Una deslocalización que suele llevar asociada condiciones indignas de trabajo, falta de espacio físico, largas jornadas laborales a elevadísimas temperaturas, la imposibilidad del derecho de asociación, sueldos ridículos e incluso a veces, uso de mano de obra infantil. Sólo así es posible poder comprar prendas a 3, 4 o 5€.
Lo peor, es que la propia dinámica de la industria nos ha llevado a una realidad donde ya no nos preguntamos cómo puede ser que una prenda cueste tan poco. Ya nos somos conscientes del coste real hay detrás de este precio irrisorio.
No debemos olvidar que detrás de cada prenda se esconden las manos y la vida de una persona y su familia, y que en nuestras propias manos está luchar por condiciones dignas de trabajo.
Pero estamos a tiempo de poder cambiar esta situación a través de la producción y confección local o de cercanía, asegurando condiciones dignas de trabajo en dichas fábricas y talleres.
¿Te has preguntado alguna vez donde se ha produjo y confeccionado tu ropa laboral?
Te animamos a mirar sus etiquetas y averiguar dónde y por supuesto, a hacer el ejercicio de pensar como ha debido ser el trabajo o como es la vida de la persona que puede haber confeccionado dicha prenda.
Y es que cada vez que decides la uniformidad de tu empresa, decides si quieres ser parte del cambio.
Te invitamos a apostar por la ropa laboral ética y sostenible.
Actúa. Viste tus valores. Siente el cambio.