En Circoolar apostamos por la sostenibilidad medioambiental y también social de nuestras prendas. Buscamos generar un impacto social positivo confeccionando nuestras prendas en talleres sociales locales como es el Taller de Costura Emili Papirer de @Fundacio Roure, empoderando a mujeres como Marie Helene, responsable del corte de las telas para su posterior confección.
En esta entrevista podrás saber un poco más sobre la vida e historia de una de las personas que hay detrás de la confección de tu ropa laboral.

Ropa laboral con impacto social (Fundació Roure)
- Hola ¿Nos podrías hablar un poco sobre ti?
Me llamo Marie Helene, soy senegalesa y vivo en Barcelona desde hace 15 años. Estoy casada y tengo un hijo.
- ¿Con qué te encontraste al llegar a Barcelona?, ¿Cuáles fueron tus primeros pensamientos?
Yo tuve suerte, llegué con visado para estudiar y me acogieron amigas españolas que conocí en Senegal. Vine a hacer un curso y la idea era volver a Senegal a trabajar. El visado me duraba 6 meses pero necesitaba quedarme más tiempo para aprender mejor el idioma y aproveché para estudiar patronaje por lo que me saqué la tarjeta de estudiante en Extranjería.
Cuando me iba a mi país me enteré que si volvía, ya no podría volver a España de nuevo. Se me vino el mundo encima. Yo no quería quedarme, pero tuve que hacerlo.
En Senegal trabajaba en una escuela y me sabía muy mal no volver y dejar a las monjas de lado. La idea era quedarme un tiempo para conseguir los papeles y volver a mi país. Una vez me dieron los papeles me enteré que tenías que cotizar, sino te los quitaban. El pez que se muerde la cola…
Al cabo de unos meses pude volver a Senegal durante un tiempo; enseñé a varias chicas patronaje y volví a España. Mi idea de cada año ha sido ir una temporada a Senegal pero no he conseguido tener los medios para ello.
Algunas de las alumnas que se han formado en la escuela, han creado una cooperativa, y hacen artesanía y cosen para independizarse. Yo las ayudo vendiendo aquí lo que hacen.
- ¿Cómo conociste Fundació Roure?
Después de tener a mi hijo estuve una temporada viviendo en Marruecos. Al volver tenía que buscar trabajo. Estuve casi un año sin encontrar nada. Fui a Servicios Sociales y la asistenta social me propuso contactar con una fundación que hiciera costura.
Encontré una oferta en Fundación Ared como confeccionista. Al hacer la prueba me preguntaron si era confeccionista y dije que era patronista. Comentaron que en Fundación Roure ofrecen formación de confección. Hice las prácticas en Ared pero no pude quedarme allí por mi alergia a los ácaros.
Mientras encontraba trabajo, empecé a hacer voluntariado dos días a la semana en Roure. Al cabo de un tiempo empecé a trabajar pocas horas y ahora me han contratado todas las mañanas.
- ¿Qué tareas desarrollas en el Taller de Costura?
Soy la persona que corta las telas y las prepara para las confeccionistas.
- ¿Sabías coser antes?, ¿Cómo fue tu proceso de aprendizaje?
Si, se coser desde pequeña. Estaba en una escuela de monjas donde una o dos veces a la semana nos enseñaban a coser, me encantaba y se me daba muy bien. Cuando salía del cole, con 10-12 años, siempre íbamos a jugar y yo me escapaba y me iba con la monja para coser retales.
Me sacaron de la escuela a los 14 años, allí las chicas han de cuidar de la casa, y lo dejé.
- ¿Cómo definirías Fundació Roure?, ¿En qué te ha ayudado trabajar aquí?
Para mí es una obra muy gratificante y muy buena para la humanidad. La gente que viene a hacer voluntariado me parece de lo más bonito. Es un valor que se está perdiendo cada vez más, ya que vivimos en una sociedad materialista
- ¿En qué sueles pensar mientras confeccionas?
Pienso mucho. A veces pienso si podría volver a mi país y poner al servicio de otra gente todo lo que he aprendido, que lo necesita de verdad.
- El sector de la moda se caracteriza por una descentralización basada en producción y confección en países lejanos, donde las condiciones de trabajo (físicas, sueldos, emocionales,…) son abusivas, ¿qué opinión te merece esta realidad?
El problema es que siempre buscamos el culpable fuera y por eso es difícil de solucionar; el problema lo tienen en el mismo país. Yo viví la experiencia de estar en Marruecos y tener una empresa de confección. Todo el mundo quería venir a trabajar ya que el salario base era el marcado por el país. En cambio había otras empresas que los salarios eran muy bajos y las condiciones muy malas, porque querían llevarse mayor beneficio.

Marie Helene cortando telas previo a la confección
La gente que abusa siempre piensa que es el que viene de fuera pero el primero que abusa es el que está dentro. El abusador va donde le dejan abusar. No tanto en Marruecos pero en Bangladesh ves muchos niños que trabajan con material muy contaminante y a los 25 años están muy enfermos o muertos. Es horrible.
Tanto el abusador como el que permite el abuso deberían de cambiar. Y ha de hacerse desde el propio país, las cosas han de cambiar.
- ¿Qué dirías a las personas que se han acostumbrado a comprar fast fashion? (stock de productos ilimitados a precios súper bajos)
Les diría que no lo hicieran, no hay necesidad. Si compras algo barato que te dura muy poco, es mejor comprar algo un poco más caro que te dure dos o tres años. Si te comprometes a comprar este tipo de ropa estás ayudando a que no haya tanta contaminación. La gente no es consciente de lo que están haciendo y las grandes marcas lo provocan. Lo hacen barato y mal.
- En estos momentos de confinamiento debido al Coronavirus, ¿Qué mensaje lanzarías a las personas que no pueden salir de casa?, ¿Y a la sociedad en general?
Yo tengo otro punto de vista, para mí ha sido muy positivo porque me ha permitido parar y centrarme en mí. He hecho una autocrítica de cómo vivía. Hay muchas cosas que hacíamos y que me he dado cuenta que no es necesario. Creo que el confinamiento nos ha enseñado aquello que es realmente importante; tener un trabajo, comer bien, cuidar la salud y la gente que más queremos.